Información esencial sobre la insuficiencia cardíaca
 

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Consejos de comunicación

‘La comunicación genera comunidad, es decir, comprensión, intimidad y valoración mutua’.
—Rollo May, Psicólogo americano

Cuidador insuficiencia cardíaca

Con una comunicación clara, asertiva y constructiva, es más probable que usted sea escuchado y que reciba las respuestas que busca

Como cuidador, usted probablemente será la persona que se ocupe de recabar la información; la persona que habla con los médicos, que traslada al paciente, que retira, prepara y administra las medicaciones, que investiga sobre opciones de tratamiento y riesgos y que se ocupa del seguro médico.

Aquí le brindamos algunos consejos para eliminar las barreras y alentar una comunicación fluida entre usted, los familiares y los profesionales de la salud.

Hablar

Cuando hable con familiares:

Sea claro y específico. Cuando usted habla en forma directa sobre eso que usted siente o necesita, corre el riesgo de que la otra persona tal vez no esté de acuerdo o le diga que no a lo que usted pide, pero también es una muestra de respeto hacia la opinión de la otra persona. Cuando ambas partes son frontales y hablan sin vueltas, las probabilidades de entenderse y llegar a un acuerdo son más grandes.

Y si la primera vez no lo logra, vuelva a intentarlo un par de veces más. Si no logra que la otra persona comprenda lo que usted está tratando de transmitirle, o no está logrando ninguna respuesta de esa persona, inténtelo nuevamente en otro momento. A veces pasa que simplemente no es el momento oportuno.

Sepa escuchar. Recuerde: escuchar es el aspecto más importante de la comunicación.

Manifieste sus temores, sus preocupaciones y sus necesidades. Esto va a invitar a un diálogo abierto y significativo. Puede hacer que los otros integrantes de la familia, al ver que usted se expresa y cuenta lo que le pasa, se sientan cómodos y se animen a contar lo que les pasa a ellos.

Inicie usted el diálogo si se trata de temas difíciles. Es importante que pueda conversar sobre temas como las finanzas, el seguro, los testamentos y las directivas anticipadas. Si bien son temas delicados, prepararse para lo que vendrá puede ayudar a reducir el estrés. Es probable que a esa persona que usted tiene a su cuidado también le preocupen esos mismos temas.

 

Médico y paciente

Cuando hable con profesionales de la salud:

Asegúrese de que el médico comprenda cuál es el rol que usted desempeña. Si la persona que usted tiene a su cargo no puede (o no quiere) ser a quien se le brinden las instrucciones, asegúrese de que el médico le brinde a usted toda la información que sea vital.

Explique el aspecto práctico de su situación. Esto puede ayudar a los profesionales a hacer ajustes y brindar sugerencias prácticas en respuesta a la información que usted les brinde. Por ejemplo, usted podría decirle al médico, ‘Me resulta mejor un horario a primera hora de la mañana para las consultas, por mi trabajo’. El médico podría responderle ‘No hay ningún problema. Le voy a avisar a mi secretaria para que, para las próximas consultas, elija el horario más temprano que haya disponible para turnos’.

Lleve un registro de los hábitos de la persona que tiene a su cuidado. Tome nota de los hábitos de sueño, alimentación y medicación, y también sobre cualquier episodio emocional que tenga la persona a su cuidado. Cuanto más detallada sea la información que usted brinde sobre los síntomas y los hábitos, más fácil será para el médico ofrecer el mejor tratamiento.

Mantenga las conversaciones en los lugares que correspondan. Usted merece recibir la atención completa de su médico. Para las conversaciones que sean importantes, elija un consultorio o una sala privada, no una sala de espera o un pasillo.

Pregunte sobre otros recursos. El personal del médico puede ser invaluable. Puede guiarlo para que usted pueda encontrar grupos de apoyo y también puede sugerirle recursos que puedan ayudarlo a solventar el costo de las medicaciones. También puede brindarle información sobre opciones de cuidado domiciliario.

Tome nota. Haga una lista de todas las preguntas que quiera hacer y todas las inquietudes que tenga, antes de conversar con el médico. Este simple ejercicio puede servir para evitar que se olvide de algo importante. Cuanto más organizado sea usted, más ayuda podrá recibir del médico.